lunes, 9 de mayo de 2016

Fracaso

Después de varios meses esperando a que se forme gobierno nacional es una gran contradicción que el ganador ni siquiera lo haya intentado. Como el consiguiente cambio de gobierno quiero entenderlo que era todo menos lo actual, ahora en funciones, considero un gran fracaso que las formaciones políticas alternativas no se hayan puesto de acuerdo. Alguno optó por moverse y pactar, aunque fuera contra natura. Otros se acordaron de los referendums y las sillas. Casi todos dijeron no a todo, hasta a si mismos. No hay paños calientes para esta situación. Unas nuevas elecciones que están motivadas por varias razones. Voy a ser buena gente y pensar que quizá se repiten porque tras el 20 de diciembre de 2015, momento al que llegamos hastiados del gobierno de los recortes, de la corrupción, la pérdida de derechos, las mentiras, la tergiversación y los grandes errores amparados por la crisis económica, los resultados obtenidos no le gustaron a la mayoría, esa que aspiraba a más y mejor. Solo así entiendo que surgieran líneas rojas y aspiraciones no expresadas antes de los comicios y que impedían sentarse en la misma mesa a personas que piensan diferente pero que buscan lo mismo.

¿De qué ha servido que la sociedad de este país lanzase el mensaje claro para que nuestros políticos empezaran a pensar que se acabaron los blancos y negros, dando paso a múltiples y variopintas opciones que debían sentarse a negociar grandes acuerdos para solucionar los problemas que sufrimos y otros que nos acechan? 

¿Acaso han tenido en cuenta que se les ha votado para representarnos y no para representarse? 

¿Creen que se puede esperar a sus acuerdos mientras una parte importante está esperando ayuda urgente? 

¿Qué interés existe que nos nos han contado sus señorías? 

¿Qué esperan que haga la gente en esta nueva convocatoria después de la experiencia vivida? 

La gente está cabreada y tienen razón.

¿Qué ocurrirá si se producen los mismos resultados?

¿Están nuestros representantes políticos dispuestos a sentarse en tal caso?

¿A qué llamamos ya "la nueva política"?

¿Tendremos más de lo mismo si no hay otro remedio?

Lo creamos o no, estas simples y vagas reflexiones las hace cualquier persona que anda por la calle.

Antes del comienzo de la próxima campaña electoral, mi cabeza les pide que participen o mejor dicho, que vuelvan a hacerlo. Quedarse en casa o abstenerse es dejar a la deriva nuestra opinión y voluntad.

Ejerzan su derecho.


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