Jamás he recibido una llamada para opinar en algún sondeo electoral. Tan solo una compañía telefónica tuvo el detalle de preguntarme en una ocasión y fui todo lo educado que se puede ser y más, sobre sus servicios y gestión. En las últimas semanas, la atención se centra en la política y en lo que las personas piensan hacer el 20 de diciembre. Las encuestas son eso mismo, aventurar lo que va a pasar utilizando la extrapolación de datos. Preguntan a un número determinado de gente y diseñan el quesito o reparto del pastel. Muchas veces aciertan, son profesionales del ramo los que fabrican o cocinan esos datos, pero en ocasiones fallan y desatinan, como muestra lo sucedido en las elecciones regionales extremeñas. Los estadistas no son infalibles. Yo las estoy revisando todas y siempre saco las mismas conclusiones. Condicionan y mucho a las personas interesadas y los medios de comunicación manipulan cada día más, según quien les paga o sustenta. Y para esta convocatoria de elecciones generales, la campaña debates que se están celebrando, es parte de ese caldo de cultivo.
Entramos en la última semana de campaña. La verdadera encuesta se celebra el próximo domingo.
Nuestro acto público de campaña se celebrará en la tarde noche del último día, 18 de diciembre.
Vale.
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