viernes, 12 de agosto de 2011

Bautismo de fuego


Esta tarde el cielo ha decidido llorar sin parar hasta que el sol se fue a dormir. Hay inviernos en los que no se recuerdan tardes tan lluviosas. Pero ante ello, al mal tiempo buena cara, el día de los niños ha sido trasladado con acierto al pabellón polideportivo municipal para concentrar allí la diversión y el griterío de los más pequeños a salvo de las inclemencias del tiempo. No pasa nada, señorita concejala. Las decisiones importantes se toman en poco tiempo y con escaso margen de error.

Mañana más y mejor.

En ocasiones y sin que sirva de demagogia barata, es por estos detalles por los que debemos alegrarnos de tener lo que tenemos, lo que ya disfrutamos y que debe durar muchos años. Sin las posibilidades actuales, esta tarde se habría tenido que posponer para otra fecha con el consiguiente disgusto de los niños, el dolor de cabeza paterno y nuestra más absoluta desolación.

La lluvia no apagará nuestro fuego...

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