Mientras comienzo este escrito la mesa de técnicos creada al efecto está resolviendo la convocatoria de otro puesto de trabajo en el servicio de ayuda a domicilio. Daremos la bienvenida deseando suerte y buenos propósitos al nuevo emplead@ municipal.
Las políticas de estado debieran ser inamovibles en tanto no se cuente para su modificación con mayorías cualificadas. No es de recibo una nueva ley de educación cada cuatro años o con cada cambio de gobierno que se produzca. La simple mayoría absoluta no debiera ser el rodillo suficiente sobre el que cimentar leyes que no reflejan el sentir general. Cómo no acordarse del nombre del ministro si a diario pulsamos sus iniciales. Lo mismo ocurre con la sanidad y los hospitales construidos con dinero público. ¿Es lógico privatizarlos si se han empleado nuestros impuestos para hacerlos posibles? ¿Reconocen nuestros dirigentes con estas acciones que ejecutaron obras y construcciones insostenibles? ¿Diecisiete políticas educativas y sanitarias distintas son convenientes en un mismo estado? ¿Estamos concediendo competencias a los gobiernos regionales que son comparables a las que regirían en un hipotético estado federal?
Demasiadas preguntas en tan poco espacio político...
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