Esta reflexión va dedicada a todas las personas que aman el deporte (todos ellos con o sin balón, practicantes o que disfrutan como espectadores), en especial a mis hermanos en un año complicado, a mis queridos compañeros de equipo y a ti Gabriel, pequeño de estatura pero muy grande en la cancha, director de nuestra orquesta y mejor persona.
Hubo un inicio, alguien inventó que para competir, en vez de segar vidas humanas o golpearse hasta morir, sustituyeron algunas de las antiguas competiciones de lucha por otras menos agresivas (aún existen deportes extremos). Desde las antiguas civilizaciones comprobaron que la práctica deportiva entretenía al pueblo y ayudaba a su desarrollo. Hasta que un día a un iluminado (o iluminada) se le ocurrió empezar a dar patadas a algo esférico e inventó el fútbol. Desde entonces hasta ahora la propia evolución humana fue haciendo un trabajo progresivo para pulir aquellos primeros pasos. Los que tenemos la suerte de vivir el presente sabemos que el deporte forma parte de nuestra vida y ahora que tenemos que tomar decisiones para promocionarlo y seguir participando, tenemos muy claro que estaremos siempre del lado de los que defienden y respetan a los deportistas. Como todos ustedes saben, hacemos un esfuerzo importante porque las personas de nuestro municipio tengan la oportunidad de relacionarse con las distintas disciplinas deportivas que mejor encajan en nuestra apretada agenda social y laboral. Gimnasio, pabellón polideportivo, campus, anillo, pádel, fútbol, kayaks, buceo, bicicleta, rutas senderistas, carreras populares, entre otras. Por desgracia no tenemos la oportunidad de contar con demasiado personal a lo largo del año en Valdeobispo y concentramos gran parte de las acciones en los días previos a las fiestas patronales. Siempre hemos pensado que deporte y ocio son complementarios e incluso creemos que pueden llegar a ser una misma cosa y nunca van a competir ni entrar en conflicto con otras formas de divertirse, siempre entendido desde nuestra manera de ver todos y cada uno de los eventos deportivos o culturales. Por esa razón me gustaría compartir con ustedes esta humilde reflexión, desde el respeto que merecen todas aquellas personas a las que no veremos nunca viendo un partido porque no les gusta o simplemente porque no pueden. Ayer volvimos a ganar el torneo de fútbol sala y fue una celebración amarga, un compañero acabó lesionado de gravedad en una acción fortuita y ese momento ha dado vueltas en la cabeza toda la noche. La mala suerte provoca que en ocasiones el deporte te cueste la salud y desde aquí estamos seguros que con esfuerzo te vas a recuperar, amigo. Volverás muy pronto a ser otra vez grande y este duro momento pasará al olvido.
Hemos vuelto a celebrar nuestro torneo con una competición aceptable (cuatro equipos de aquí y otros cuatro de fuera). Este tipo de citas está en declive y afecta a todas las localidades en las que ven complicado aumentar el atractivo que incentive la participación. No es cuestión de dinero en premios ni despliegue técnico de la organización de turno porque tenemos unas instalaciones que ya hubiéramos querido disfrutar hace años, allá por 1988 cuando empezamos a competir en torneos de 24 horas. Este año se decidió apostar por un formato diferente en horarios (tarde/noche) pero similar en los emparejamientos. A pesar de las quejas, casi cien personas pensaron que era buena idea echar un rato y seguir luchando porque el balón ruede. Os lo agradecemos en el alma pues sois los protagonistas de la fiesta. Y esta fiesta siempre es diferente, la del deporte, la del fútbol sala...
Y para las personas que no nos entienden (a los futbolistas), decirles que estamos locos y que nos encanta atraer personas de otros municipios a Valdeobispo con una excusa poderosa: el fomento del deporte que a su vez es sano, es ocio, también es cultura y nos ayuda a ser lo que somos.
Gracias por vuestra comprensión.
Fin de la cita.
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