domingo, 24 de febrero de 2013

32 años más tarde...

Parece mentira que los manifestantes de hoy puedan ser tildados de revolucionarios antisistema. Es increíble que la prensa española no sea unánime ante un clamor popular masivo. Nuestro país camina hacia un abismo que no conocemos. Los ajustes, recortes, mazazos, corrupción, desgobierno y mentiras comprobadas, son las razones por las que la mayoría de este país sale a protestar. Ayer volvieron a estar en la calle cientos de miles de ciudadanos para decir "basta" al golpe de estado financiero del que en su día fuimos cómplices, porque nuestros bolsillos estaban llenos y nuestra tripa saciada. La crisis económica ha destapado las vergüenzas de todos los sectores de esta sociedad española, viciada hasta el extremo, víctima de un sistema dominado por el imperio financiero, que es quien gobierna. Poderoso caballero es don dinero, que dicen. No podemos comparar las manifestaciones posteriores al intento de golpe de estado de 1981 porque las razones son bien distintas. Aquellos días, unos pocos nostálgicos quisieron reimplantar la tiranía de otra época. Ayer día 23 de febrero, los mismos manifestantes acompañados de sus hijos, coparon las calles para que este modo de gobernar no siga adelante con sus propósitos. No exageramos una pizca los que opinamos que cerrar municipios, privatizar la sanidad, la educación, asfixiar al pequeño y mediano empresario, dictar leyes por decreto que recortan libertades y agudizar la desigualdad, maniatar la libertad de prensa, judicializar a las víctimas del terrorismo financiero, hacer recaer el peso en las clases sociales más bajas a base de impuestos (diezmos) y todas las medidas que hemos contemplado en un año, son en definitiva un problema con nombre y apellidos. Un golpe de estado encubierto y amparado por las urnas. Los programas electorales debieran ser un contrato social que en el supuesto de ser incumplido, supusiera tener que dimitir de inmediato. Lo demás es aferrarse al poder sin importar lo que cueste. 

Y en mi modesta e insignificante opinión, nos costará la muerte del estado de bienestar.

Mientras tanto, observamos a nuestra justicia que actúa con lentitud, con procesos judiciales que concluyen cuando prescriben los delitos (al que puede pagar buenos picapleitos expertos en liar la madeja), cuando al pobre se le desahucia por impagos motivados.

Este país necesita una reforma completa, una purga que marque un antes y un después.

Señor@s, el vaso ha empezado a verterse...

2 comentarios:

  1. Tristemente es asi estoi deacuerdo con lo q expresas cada vez nos acercamos mas a la edad media

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